sábado, 31 de marzo de 2007

Canción Sáurica de Amor (Selección Evolutiva)

-Entonces...no te volveré a ver?
-Nunca se sabe; en principio, no.
-Pero, yo la amo, señorita - dijo el metalsaurio. De su ojo derecho cayó una lágrima que humedeció su mejilla escamosa en su recorrido gravitatorio.
-Sr. Metalsaurio, debería alegrarse de pasar la primera entrevista. El proceso de selección ya no depende de mí...
-Y sin embargo, yo la quiero...

El momento más triste de la vida de un metalsaurio es cuando derrama su primera lágrima. No resistió la tentación de agarrar su inseparable guitarra de lava. Y entonó una bella canción que así decía:

Yo la amo, señorita
se llame Bibiana o Carmencita
pues poco importa su nombre
ya que no soy un hombre
sino un saurio singular.

Viajo en moto, rujo a la luna
soy un dinosaurio de fortuna
y toco mi guitarra
para tañir su membrana
y hacerla resonar.

Si yo a usted ya no la veo
cosa mala, ya lo creo...

El metalsaurio dejó de cantar, su voz anegada entre las lágrimas y la vergüenza, e hizo un solo guitarrero que todavía se puede escuchar en las noches de luna llena.

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