Este año sí he estado atento a la
celebración del día del libro. Y menuda decepción. ¡Qué contraste entre la
pompa oficial y la realidad de cuatro casetas en la calle tratando de vender
algo! Quiero pensar que la razón de que esos pocos libreros se decidiesen a
mostrar títulos de tirón comercial se debe a que atravesamos tiempos difíciles y
apostar con libros “extraños” podría no resultar beneficioso.
Justamente el libro por el que
preguntaba (ATL, de Manuel Lorenzo González) no lo tenían allí. Pero su precio
me disuadió (sobre 20 euros) ya que tengo una buena lista de cosas que leer, ya
compradas, y no está la cosa para comprar porque sí.
Mi particular homenaje que hoy
hago al libro es una lista de lo que llevo leído en 2013, por si alguien está
falto de ideas sobre lo qué leer:
Extramunde: de Xavier Queipo.
Novela (en gallego) ganadora del Premio Xerais 2011 (por cierto, a día de ayer,
resultaba más fácil adquirir una novela finalista del Premio Xerais 2011, que
el Premio Xerais 2012) que narra la rebelión y posteriores aventuras de un
grupo de presos a los que la
Inquisición condena a ser abandonados en el Nuevo Mundo.
Aconsejable para todo amante del gallego retorcido y de la novela de aventuras.
A mi modo de ver, es una historia escrita sin una planificación previa y con un
final un tanto forzado, pero que mantiene el interés en todo momento.
Ifgenia y otros cuentos: de
Torrente Ballester. Relatos de temática variada entre los que, posiblemente, el
de Ifgenia (ambientado en la guerra de Troya) no sea el mejor. Una prosa
arrolladora, de las que despeinan, haciendo fácil lo difícil, y llena de historias
y personajes carismáticos.
El crucero del Snark: de Jack London.
Escrita a modo de diario a principios del siglo XX, cuenta cómo surgió y cómo
se desarrolló la decisión de hacerse a la mar, sin conocimientos de navegación
y con un barco, bonito pero achacoso, por el Pacífico, de isla en isla.
El tango de la Guardia Vieja: de Arturo Pérez
Reverte. En un estilo más liviano del habitual, Don Arturo, relata las
aventuras del personaje principal, bailarín y buscavidas, en su juventud y el
principio de su vejez. Para mí, un reencuentro con Pérez Reverte tras vencer
las reticencias que me habían surgido después de Cabo Trafalgar y El pintor de
batallas.
Menudas historias de la Historia: de Nieves
Concostrina. La excelente comunicadora de Radio Nacional hace acopio de anécdotas
históricas sorprendentes, muchas de ellas divertidas, y siempre contadas con
simpatía.