viernes, 6 de septiembre de 2013

Las aventuras del príncipe desencantado (3ª parte)



Aunque a priori podría pensarse que por ser una "tercera parte" es una continuación de las anteriores (primera parte, segunda parte), no es así. Se repite el marco, algunos de los personajes, e incluso el eje principal. Sin embargo, es una historia diferente. 

La princesa Bernalda, recién prometida con un futuro rey rico y guapo, abandonó sus aposentos y se dirigió al jardín a dar gracias al cielo por su suerte. La luna iluminaba la noche y parecía sonreírle, felicitándola. Las estrellas, observó, entrelazadas aquí y allá formaban el nombre del que sería su marido y rey: Gundar.

Bernalda, sentada a la orilla del estanque, soñaba despierta y con los pies en el agua, cuando un rana pequeña y de aspecto simpático, brincó a su vestido. ¡Croac! Exclamó la rana. ¡Croac! Exclamó, alegre, Bernalda. Y cogiendo a la rana entre sus manos, antes de devolverla al agua, la aproximó a sus labios y la besó.

Era tanta su alegría por la boda que pasó un buen rato danzando entre los árboles. El nuevo día y los sirvientes la sorprendieron dormida en el jardín. Y todo fueron prisas: asearla, vestirla, peinarla. Correr hacia la capilla del castillo, engancharse al brazo de su padre, el rey y avanzar hasta el altar donde la esperaba el guapo Gundar.

Marchaba la ceremonia según lo previsto hasta que Gundar terminó de leer sus votos. Cuando Bernalda se disponía a leer los suyos sólo pudo exclamar un triste croac. Mientras, en el estanque, una rana recitaba poesía y cazaba insectos.

2 comentarios:

Ángeles dijo...

Vaya, que no hay manera. Que cuando no falla una cosa falla otra.
Pero seguro que todo tiene su porqué, así que espero que haya más entregas de este cuento de hadas lleno de encanto.

Metalsaurio dijo...

¡Jaja! Es que si fuera todo fácil no habría historia interesante que contar :)

Esperemos que haya más, sí, jeje!

Un saludo.