sábado, 10 de marzo de 2018

Envidia: Nidia, la manzana podrida


Para seguir pecando, visita las entradas anteriores: Lujuriapereza , gulaira y avaricia-

Érase una vez dos manzanas que colgaban en la punta de una rama. Ambas sanas y fuertes. Llamaremos a una Nidia y a la otra Nicolasa y, a pesar de su aspecto, muy similar, las distinguiremos fácilmente, incluso en un primer vistazo, porque Nidia ha caído al suelo y Nicolasa se mantiene en la rama.

Antes amigas cercanas, Nidia y Nicolasa, ahora están más distantes. Nidia debe mirar hacia lo alto para ver a Nicolasa. Nicolasa en cambio mira hacia abajo cuando saluda y sonríe a Nidia. Las dos saben que han nacido en la misma rama y soportado los mismos vientos y pájaros, y que sólo el azar ha hecho caer a Nidia, sin embargo, en el corazón de Nidia sus pepitas se retuercen al contemplar a Nicolasa. Tan en lo alto y sonriente. Recibiendo más sol y siendo acariciada por la brisa. Ojalá se caiga.

Nicolasa se mantiene en el árbol. Sigue saludando a Nidia allá abajo, a pesar de que nota que Nidia no le corresponde. Sus nuevas amigas están más alejadas de lo que antes estaba Nidia, pero más cerca de lo que ahora la separa de ella. Además, saludan y son agradables. Nidia por su parte, contempla cómo Nicolasa tiene nuevas amistades y cómo aguanta en la rama.

Incluso cuando finaliza la época de las manzanas, Nicolasa resiste. Es la última. Y mientras Nicolasa la saluda, Nidia desea que caiga, junto con el árbol.


2 comentarios:

Ángeles dijo...

Qué bonita y acertada alegoría.
Muy poético, sí.

Metalsaurio dijo...

Muchas gracias, Ángeles!
A ver si entre mañana y pasado mañana publico el último de la serie :)

Un saludo.