Amanece temprano para 01. Los párpados, todavía pesados, apenas le permiten abrir los ojos y la oscuridad del cuarto lo retrotrae al cómodo sueño. Ya en pie, sin todavía creerse despierto, prepara el primer café del día mientras el radio-despertador escupe noticias sin parar –violencia, paro, el IBEX vuelve a subir, el Madrid vuelve a perder y, cómo no, llueve-. Afuera, el sol apenas se vislumbra. Afuera, la gente camina hace rato hacia su trabajo.
Se ducha, se viste y se ata al cuello una corbata.
A trabajar.
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Amanece temprano para 02. Los párpados, todavía pesados, apenas le permiten abrir los ojos y la oscuridad del cuarto lo retrotrae al cómodo sueño. Ya en pie, sin todavía creerse despierto, prepara el primer café del día mientras el radio-despertador escupe noticias sin parar – el Madrid vuelve a perder, el Barcelona vuelve a ganar, violencia, paro y, cómo no, llueve-. Afuera, el sol apenas se vislumbra. Afuera, la gente camina hace rato hacia su trabajo.
Se ducha, se viste y se ata al cuello una corbata.
A trabajar.
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Amanece temprano para 03. Los párpados, todavía pesados, apenas le permiten abrir los ojos y la oscuridad del cuarto lo retrotrae al cómodo sueño. Ya en pie, sin todavía creerse despierto, prepara el primer café del día mientras el radio-despertador escupe noticias sin parar – chubascos fuertes sin previsión de remitir en las próximas horas, paro, el IBEX vuelve a subir e ignora la corrupción rampante-. Afuera, el sol apenas se vislumbra. Afuera, la gente camina hace rato hacia su trabajo.
Se ducha, se viste y se ata al cuello una corbata.
A trabajar.
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Amanece temprano para 04. Los párpados, todavía pesados, apenas le permiten abrir los ojos y la oscuridad del cuarto lo retrotrae al cómodo sueño. Ya en pie, sin todavía creerse despierto, prepara el primer café del día mientras el radio-despertador escupe noticias sin parar –atascos kilométricos en los principales accesos a la ciudad, llueve, el IBEX vuelve a subir, el EURIBOR vuelve a bajar, otro expediente de regulación de empleo, corrupción y violencia-. Afuera, el sol apenas se vislumbra. Afuera, la gente camina hace rato hacia su trabajo.
Se ducha, se viste y se ata al cuello una soga.
Y todo se acaba.
Se ducha, se viste y se ata al cuello una corbata.
A trabajar.
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Amanece temprano para 02. Los párpados, todavía pesados, apenas le permiten abrir los ojos y la oscuridad del cuarto lo retrotrae al cómodo sueño. Ya en pie, sin todavía creerse despierto, prepara el primer café del día mientras el radio-despertador escupe noticias sin parar – el Madrid vuelve a perder, el Barcelona vuelve a ganar, violencia, paro y, cómo no, llueve-. Afuera, el sol apenas se vislumbra. Afuera, la gente camina hace rato hacia su trabajo.
Se ducha, se viste y se ata al cuello una corbata.
A trabajar.
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Amanece temprano para 03. Los párpados, todavía pesados, apenas le permiten abrir los ojos y la oscuridad del cuarto lo retrotrae al cómodo sueño. Ya en pie, sin todavía creerse despierto, prepara el primer café del día mientras el radio-despertador escupe noticias sin parar – chubascos fuertes sin previsión de remitir en las próximas horas, paro, el IBEX vuelve a subir e ignora la corrupción rampante-. Afuera, el sol apenas se vislumbra. Afuera, la gente camina hace rato hacia su trabajo.
Se ducha, se viste y se ata al cuello una corbata.
A trabajar.
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Amanece temprano para 04. Los párpados, todavía pesados, apenas le permiten abrir los ojos y la oscuridad del cuarto lo retrotrae al cómodo sueño. Ya en pie, sin todavía creerse despierto, prepara el primer café del día mientras el radio-despertador escupe noticias sin parar –atascos kilométricos en los principales accesos a la ciudad, llueve, el IBEX vuelve a subir, el EURIBOR vuelve a bajar, otro expediente de regulación de empleo, corrupción y violencia-. Afuera, el sol apenas se vislumbra. Afuera, la gente camina hace rato hacia su trabajo.
Se ducha, se viste y se ata al cuello una soga.
Y todo se acaba.