jueves, 19 de mayo de 2011

Elÿn

Respira hondo. Dale tiempo a avanzar mientras inspiras, y, al espirar, permítele esconderse. Es pequeño como un meñique y liviano como el aire, y aunque no lo veas, te guarda mientras duermes.

Elÿn es medio ángel y medio demonio: se quedó al margen cuando Lucifer alzó la voz y también cuando Gabriel lo llamó a filas; por eso habita el purgatorio, por eso te vigila cuando, allá por REM, nada bueno ni nada malo puedes hacer.

Búscalo en tus sueños. Inspira, espira. Sueña. Que avance.

En cuanto le abras tus sueños, Elÿn te hablará. Conmigo habla todas las noches y me cuenta que aquella tienda que desapareció tras tatuamos un monstruito pequeño y liviano como el aire, era suya y que el monstruito era él.

Cuando despiertes, mira el tatuaje. Si es temprano, quizá veas a Elÿn de regreso a tu piel.

Amanece…


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