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sábado, 24 de agosto de 2013
sábado, 10 de agosto de 2013
El diccionario de Metalsaurio: Desparpajo
Desparpajo: Cualidad que engloba extraversión
y desenvoltura, especialmente en el caso de personas cuyo conjunto de características
es considerado por una mayoría como molesto.
La RAE es más correcta y da una definición menos ofensiva, claro. Pero esto no es la RAE :)
sábado, 3 de agosto de 2013
Las aventuras del príncipe desencantado (2ª parte)
Aunque a priori podría pensarse que por ser una "segunda parte" es una continuación de la primera, no es así. Se repite el marco, algunos de los personajes, e incluso el eje principal. Sin embargo, es una historia diferente.
La princesa Bernalda, recién
prometida con un futuro rey rico y feo, abandonó sus aposentos y se dirigió al
jardín a llorar sus penas. Necesitaba aire. Y que la luna o las estrellas, la
suave brisa o el croar de las ranas, le susurrasen cómo evitar el matrimonio
con el príncipe Gundar.
Bernalda se lamentaba a la orilla
de estanque, cuando un sapo gordo y húmedo, con aspecto de malhablado, brincó a
su vestido. ¡Croac! Bernalda lo miró y, distraída, lo rascó entre los ojos.
Incluso ella misma exclamó un croac desganado.
¡Croac! Insistió el sapo. ¡Croac!
La princesa tomó al batracio entre sus manos. Lo miró con cariño y lo acercó a
su oído. Nada. El sapo no tenía la solución para evitar el casamiento. Bernalda
suspiró, y, antes de devolverlo al agua, aproximó sus labios al sapo y lo besó.
Un alarido muy humano hizo
estremecer hasta las raíces de los árboles. Era el sapo, que ya no era sapo.
Era Gundar, que por el día era príncipe y por la noche batracio, y al que
Bernalda con su beso le devolvió la forma humana antes de que saliese el sol.
Gundar estaba desnudo y asustado. Bernalda estaba vestida y desmayada.
Gundar se acercó a ella y
apoyando una rodilla en el suelo, le pasó una mano por la nuca para levantar su
cabeza y verla bien.
-Bernalda…-la miró con pena,
sabiéndose repulsivo a sus ojos. Y para hacerle un favor, esperó a los primeros
rayos de sol y la besó. Así, ella sería rana por el día y él, sapo por la
noche, y no se podrían casar ni estar a disgusto el uno con el otro.
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